Estos días tiene que dar vergüenza ser musulmán y normal, y un cierto temor a represalias debe rondarles la cabeza.
Creo que la última vez que dibujé una viñeta tenía pelo y debió ser en el margen de algún libro de texto o de algunos apuntes fotocopiados, pero es que hoy me veía casi obligado a dibujar.
No tenía ningunas ganas de dibujar, y menos un Mahoma narizón, pero es una cuestión de principios y de responsabilidad hacia las generaciones futuras. Son demasiadas generaciones luchando por algo que se llama democracia y libertad de expresión para que ahora una tropa de psicópatas escondidos tras la excusa de unas ideas religiosas nos digan qué podemos o no dibujar.
En un occidente con principios mañana se convocaría un concurso de caricaturas de Mahoma a nivel internacional, pero hace tiempo que el único principio que parece universal es el de “todo por el dinero”. En lealtad a sus principios ellos nos ganan por goleada, pero queda mucho partido y podemos remontar, pero hay que querer. Esperemos que sus “principios” sean pronto sus “finales”.
Dibujo pues, no por ganas ni por ganas de ofender a nadie, lo hago para que mis hijos y nietos puedan seguir dibujando en sus libros de texto con el único temor de que el profesor Ferrando les pille y les castigue sin recreo.
Un saludo.
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